COMECOCO, (CEREBRO MENGUANTE). Ana Soler

El proyecto “On/off. Causa-Efecto”, donde se inscribe la obra que aquí se presenta titulada “Comecoco (cerebromenguante)” reflexiona sobre el otro lado de lo cotidiano, el lado impenetrable en las relaciones humanas, el silencio de lo invisible que, a veces, detiene la vida en el tiempo. Poco a poco, segundo a segundo, sorbo a sorbo, se dirige el sentido, se desdibuja esa forma del cerebro desenfocandose hasta su disolución. 

El cerebro es el símbolo del pensamiento, es la máquina que procesa toda la información, los sentimientos, el conocimiento, nuestro “materia” más valiosa. También es el símbolo de lo racional, de la cabeza: es la centralita donde el sentido y la lógica se gestiona. Tambien es el lugar donde habita el subconsciente. Sin embargo, el órgano como tal, aquí muestra una apariencia menos natural. La gelatina hace que la “importante masa gris” se vuelva comestible. Se vuelve vulnerable, débil, frágil y efímera. Se exhibe un cerebro, más ideal que real, por un lado, y más cercano a lo lúdico y liviano, por otro.

Al igual que el corazón representa el amor y la pasión, el cerebro puede representar la frialdad del racionicio, Ambos se contraponen enfrentándose y complementándose. Conocimiento intuitivo y conocimiento racional en diálogo para la constitución de la persona. 

En primer lugar, “Comecoco” pretende ser una metáfora sobre la violencia silenciosa de algunos tipos de “relaciones de influencias”. Diálogos entre lo visible y lo invisible, entre lo duro y lo blando, entre lo fuerte y lo débil, polos opuestos incidiéndose sin piedad en una batalla por la supervivencia o la desaparición. 

En segundo lugar, es una crítica a esa manipulación perversa y sútil donde la desaparición del individuo se escenifica delante de nosostros mismos lentamente, sin que apenas nadie lo perciba.

Me interera representar cómo lo blando o débil de algunas mentes acaban siendo devoradas por otras.

Lo dulce de la gelatina se enfrenta a la razón, y lo ideal a lo real. Las dificultades intangibles del día a día en las relaciones humanas nos llevan a la inestabilidad de la duda, para mostrarnos órganos en mutación que reflejan fisuras en lo cotidiano y que hablan de lo visible y lo invisible.