TENSEGRIDAD Y METAESTABILIDAD “LA TENSIÓN COMO FORMA DE RELACIÓN EN UN SISTEMA MUTANTE”. Ana Soler

Introducción

El proyecto de intervención artística site specific que aquí se presenta está basado en el concepto de Tensegridad.

La Tensegridad es un principio estructural basado en el empleo de componentes aislados comprimidos que se encuentran dentro de una red tensada continua, de tal modo que los miembros comprimidos (generalmente barras) están unidos únicamente por medio de componentes traccionados (habitualmente cables) que son los que delimitan espacialmente dicho sistema.

El término Tensegridad, proveniente del inglés Tensegrity, es un término arquitectónico acuñado por Buckminster Fuller como contracción de “tensional integrity" (integridad tensional). Estas estructuras de tensegridad fueron exploradas también por Kenneth Snelson, produciendo distintas esculturas como la Needle Tower construida en 1968.

Una estructura constituye un sistema de Tensegridad si se encuentra en un estado de “autoequilibrio metaestable”, formado por elementos que soportan compresión y elementos que soportan tracción. En las estructuras de tensegridad, los elementos sometidos a compresión suelen ser más duros o resistentes, mientras que los elementos sometidos a tracción son más flexibles y se adaptan a aquellos más rígidos. El equilibrio entre esfuerzos de ambos tipos de elementos dotan de forma y rigidez a la estructura.

 

En los últimos años he desarrollado y aplicado en mi obra el concepto de Complejidad (unidad en la diversidad) y su relación con la idea de tiempo extenso multiplicado, como propuesta coherente para entender el universo. Desde el ser humano a sus relaciones, desde lo micro a lo macro, desde el entendimiento y dialogo de los contrarios a los sistemas sostenibles de variables, la idea de complejidad ayuda a establecer algunas luces a las preguntas más primarias de la humanidad.

La deriva desde la Complejidad hacia la idea de Tensegridad, viene dada por la necesidad de reparar en lo invisible. De este modo, considero interesante poner el foco de atención en los intersticios de esas estructuras. Entender la esencia de lo que existen en la “frontera” de determinados elementos para comprender la relación que se forja entre ellos. Es decir, se propone reflexionar sobre lo que acontece en medio de esos diferentes elementos que conforman un sistema complejo. Se pretende poner el énfasis en cómo este posible “aglutinante” puede o debe ser flexible para la propia autoestabilidad del sistema.

Así, la red y los diferentes elementos de una estructura, se sostienen gracias a que hay elementos más blandos que se adaptan a otros más rígidos y viceversa. De este modo se establece un sistema flexible de relaciones entre ellos.

Existen multitud de sistemas invisibles a nuestros ojos que podemos considerar que están estructurados gracias a este principio de Tensegridad.

 

De la arquitectura a la célula

A mediados de los años 70, Donald Ingber se plantea una hipótesis en la que relaciona las estructuras de tensegridad con el comportamiento mecánico de las células. Para comprobarlo, modela una estructura compuesta por seis barras unidas con hilos elásticos. Al colocarla sobre una superficie rígida tiende a adoptar una forma aplanada, mientras que sobre una superficie flexible se alzaba mostrando una conformación más redondeada. Este comportamiento se ajustaba al observado en células cuando se depositaban sobre diferentes tipos de superficies. Ingber concluyó que, desde un punto de vista mecánico, la célula podía considerarse un sistema de tensegridad. Los descubrimientos en biología confirmaron esta hipótesis cuando, a principios de la década de los 80, Keith R. Porter lograba desvelar una red tridimensional de filamentos en el interior de las células: el citoesqueleto, que tendrían el mismo papel que las barras y los cables en las estructuras de tensegridad: equilibrar los esfuerzos que darían forma y rigidez a la célula.

Como éste, podríamos dar muchísimos ejemplos que van desde la biología a la arquitectura, desde la naturaleza a la ingeniería, desde la política a la sociología… Estructuras que son a la vez fuertes y flexibles, autoportantes y autotensionadas, simples y complejas. El micro y el macro, nos demuestra una vez más, que lo más importante de un sistema no son los elementos que lo componenen, sino lo que hay en medio de los elementos que lo conforman. El conjunto de relaciones que estructuran la forma. El tipo de diálogo que existe entre sus componentes.

“Todas las estructuras, propiamente entendidas como estructuras, desde el sistema solar al átomo, son estructuras tensegríticas. El Universo es integridad omnitensional.” (Synergeticts, Fuller, 1975)

Esas relaciones ,que en el caso de la Tensegridad se basan en un principio de conexión elástica (tensa pero flexible), son siempre complejas en comparación con estructuras convencionales geométricamente rígidas. Por ello sabemos que debemos partir del principio de complejidad para entender la naturaleza humana y su sostenibilidad.

 

Equilibrio tenso como paradigma de movimiento: Metaestabilidad

Si consideramos lo anteriormente expuesto, las partes están coordinadas con la totalidad del conjunto mediante el estrés colectivo que facilitan las tensiones. Estrés, carga o tensión interna que permiten el propio equilibrio del sistema. Pero este equilibrio no es estable, es un equilibro blando, un equilibrio flexible.

La forma si se hace estable, muere en sí misma como apuntaba Paul Klee: “La conformación determina la forma y por tanto está por encima de ella. Por eso la forma nunca ni en ningún lugar (…) debe ser considerada un resultado, un final, sino génesis, devenir. Buena es la conformación. Mala es la forma, la forma es final, es muerte. La conformación es movimiento, es acto. La conformación es vida”. (Klee, 2013, p. 56).

Tal y como citan Beneytez y Cano en su artículo “Tensegridad como crítica al abuso de las formas estables”, el concepto de “metaestabilidad" podría explicar este diálogo de fuerzas sin por ello enfrentarlas. Simondon explica que "(la individuación) no ha podido ser pensada y descrita adecuadamente debido a que sólo conocíamos una única forma de equilibrio, el equilibrio estable; no conocíamos el equilibrio “metaestable”; el ser era implícitamente supuesto en estado de equilibrio estable; ahora bien, el equilibrio estable excluye el devenir […]" (Simondon, 2009, p. 28). A partir de este pensamiento podríamos pensar en nuevos sistemas de equilibrio, sistemas que escapan del esquema dualista de movimiento/reposo e inestabilidad/estabilidad, para abrir un campo de posibilidades sobre los estados evolutivos del ser. Esta crítica a la estabilidad clásica introduce una serie de nociones como el de "energía potencial de un sistema, la noción de orden y el aumento de entropía" (Simondon, 2009, p. 28) . Se comienzan a valorar los procesos dinámicos como forma de conocimiento, en vez de los resultados.

La "metaestabilidad" permite entender que los estados de forma no son ni definitivos ni aislados.

En este sistema hay una concepción global del conjunto que implica una resonancia interna y continua entre los elementos que lo constituyen. La idea de pensarlos separados es más bien fruto de una práctica del método moderno que tiende a separar continuamente los elementos que constituyen los sistemas, pero este principio de individuación reclama un volver a unir y, por ello, un pensar global y continuo. Las cualidades de un elementos están definidas en las posibilidades del otro y viceversa. Se necesita considerar la existencia de una energía capacitadora de movimiento o de los cambios de estado para salir de un estado inerte. En la "metaestabilidad" el ser es entendido como un proceso y no como forma estable.

De este modo, podríamos considerar la "metaestabilidad" como un punto intermedio entre lo estable y lo inestable. La idea de "metaestabilidad" ayuda a pensar la tensegridad con mayores herramientas, mejores conceptos y mayor diversidad temática, pues el equilibrio metaestable plantea el equilibrio como un estado transitorio de estabilidades.Así la tensegridad no puede ser entendida desde el paradigma de la estabilidad, sino que habría que integrarla en el principio de la metaestabilidad”.

Estas estructuras, sistemas, redes compuestos de cargas, tensiones y actividad interna llevan a plantearse la complejidad como forma de entendimiento de una realidad mutante y, el dinamismo de la integridad tensional como paradigma de un equilibrio metaestable que no se puede definir sin el concepto de “tiempo extenso”.

Un eterno movimiento que quizás no se haga visible a simple vista sin esa multioptria que da la mirada desde diferentes perspectivas. El arte puede ayudar a visualizar lo invisible ofreciendo propuestas reflexivas que aporten otras realidades más complejas.

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